Posibles actuaciones
para la rehabilitación energética

Son muchas las medidas susceptibles de ser realizadas en un proyecto de rehabilitación energética. Habrá que decidir cuidadosamente en cada caso cuales son las más adecuadas y valorar la relación coste-beneficio para determinar las que se deben incorporar al proyecto de rehabilitación.

A continuación se enumeran algunas de las posibles medidas a adoptar. Se dividen en dos categorías, las pasivas y las activas. Las pasivas se refieren a todas aquellas actuaciones que mejoran el comportamiento del edificio sin tener en cuenta los sistemas y equipos que consumen energía. Es decir son las que reducen la demanda energética de la construcción (por ejemplo, un edificio bien aislado consume menos calefacción y refrigeración que otro deficientemente aislado). Las activas son las que mejoran el rendimiento de los sistemas y equipos y buscan obtener la  energía demandada dentro de las renovables (por ejemplo, optimizar el funcionamiento del sistema de calefacción)

1. Mejora de la envolvente de los edificios

Es la actuación más determinante, la de mayor repercusión en la reducción de consumos. Consiste principalmente en:

 El incremento del aislamiento de fachadas, cubiertas y suelos

La eliminación de puentes térmicos

El aumento de las posibilidades de captación solar pasiva, fundamentalmente a través de las ventanas de las orientaciones sur

El establecimiento de control solar con protección de huecos y superficies dispuestos en las orientaciones más rigurosas en estaciones calurosas (sur, este y oeste)

2. Incorporación de un sistema de ventilación controlada con recuperación de calor

Un sistema que proporcione una buena calidad del aire en el interior del edificio, filtrándolo y eliminando el polvo y las sustancias alérgicas, y que colabore en la reducción de la calefacción, llegando en determinadas situaciones geográficas a poder prescindir totalmente de ella.

3. Incorporación de geotermia tierra-aire

Podría abastecer al sistema de ventilación controlada mencionado anteriormente, introduciendo aire en los edificios con la temperatura media del día (media entre la máxima de día y la mínima de noche) sin apenas necesidad de energía para conseguirlo (mediante una red de conductos enterrados a menos de dos metros de profundidad). Este hecho provocaría un confort bastante cercano al que supone una instalación de aire acondicionado en verano (En Madrid obtendríamos aire a unas temperaturas de 20ºC en junio y septiembre y 24ºC en julio y agosto) y reduciría la necesidad de calefacción en invierno.

4. Incorporación de geotermia tierra-agua

Haría circular un fluido caloportador (generalmente agua glicolada) por perforaciones verticales en el terreno a gran profundidad. Por este medio extraemos la energía del terreno en invierno para su utilización en la calefacción del edificio e inversamente cedemos calor al terreno en verano con  lo que conseguimos refrigerar la construcción.

5. Mejora de la instalación de calefacción

Que puede suponer:

– Mejora de los aislamientos de equipos y conducciones

– Sustitución de los equipos obsoletos por otros de alta eficiencia y/o de consumo de energías renovables como calderas de biomasa

– Instalación en los equipos actuales de elementos que mejoren su rendimiento, como por ejemplo instalación de termostatos

– Mejora de la distribución del calor en cada estancia modificando la situación de emisores

6. Mejora en el sistema de iluminación

Por ejemplo:

– Dotando de luz natural a todos los puntos que se deseen (aunque sean espacios interiores sin ventanas). Utilizando conductos solares las estancias podrían tener iluminación suficiente como para no necesitar iluminación artificial mientras haya luz en el exterior

– Sustitución de las luminarias actuales por aparatos de iluminación de alta eficiencia como leds o fluorescentes con balasto electrónico

– Incorporación de detectores de presencia, que permitan el uso de la iluminación artificial sólo cuando sea necesaria, evitando locales encendidos cuando están desocupados, pudiendo pasar de encendido a apagado o de  encendido a intensidad intermedia.

Toda medida que suponga un menor uso de iluminación, además del ahorro eléctrico, supone una disminución de cargas térmicas, hecho especialmente relevante en verano

Mediante un sistema de espejos y tubos solares podemos introducir luz natural, a través de patios de pequeñas dimensiones, en espacios condenados previamente al uso exclusivo de la luz eléctrica.
7. Incorporación de captadores solares

Para producción de agua caliente, o como  sistema de calefacción o apoyo al sistema de calefacción.

8. Incorporación de captadores fotovoltaicos

Para producción de energía eléctrica para autoconsumo o venta a la compañía suministradora de energía. Estos dos últimos puntos también tendrían la ventaja de que los captadores arrojarían sombra sobre las cubiertas con la mejora del comportamiento térmico de las mismas.

9. Reducción de consumo de agua

Mediante la instalación de griferías de reducción de caudal con perlizadores y aireadores; urinarios secos, etc.

10. Instalación de sistema de aprovechamiento y reutilización de aguas pluviales

Para su uso en riego o en alimentación de aparatos  como las cisternas de inodoros.

Las cubiertas ecológicas permiten el almacenamiento de agua que puede posteriormente ser utilizado para otros usos.
11. Mejora del sistema de riego

Mediante el establecimiento de un sistema de funcionamiento nocturno y la  instalación de sensores de lluvia para evitar riegos innecesarios.

12. Sustitución de ascensores

Por otros que tengan motores eléctricos con imanes permanentes, que dispongan de sistemas regenerativos del motor eléctrico y de apagado automático de las luces de cabina cuando no están ocupados.

13. Incorporación de sistemas de inmótica/domótica

Que controlen la iluminación, ventilación, calefacción, funcionamiento de los sistemas de oscurecimiento, medición de consumos, etc. Esta medida que a menudo parece superflua influye notablemente en la reducción de consumos ya que de forma automática regula las instalaciones y las lleva a las condiciones de confort previamente establecidas, sin despilfarros debidos a olvidos o usos inadecuados de operarios o usuarios. Hay que tener en cuenta que el incremento innecesario de 1ºC de temperatura en el interior del edificio supone un incremento de entre un 6% y un 8% en consumo energía.

14. Monitorización de los edificios

Una vez concluida la rehabilitación, para así disponer de datos fiables de consumos, rendimientos y comportamientos de las distintas instalaciones, con objeto de  corregir los desfases y, con el uso, llevarlas al régimen óptimo de funcionamiento.

15. Formación de los usuarios

Finalmente hay que instruir a todos los usuarios del edificio, cada uno según su función, en relación a las medidas ejecutadas. Unos para su conocimiento y comprensión y otros para el correcto uso y mantenimiento de todos los elementos e instalaciones.

Por último conviene señalar que el momento de la ejecución de una rehabilitación energética puede suponer una magnifica oportunidad para modificar aspectos estéticos o funcionales de los edificios (imagen de las fachadas, distribuciones interiores, colocación de ascensores, mejora de la accesibilidad, etc.) ya que actuando conjuntamente, los costes de las obras son inferiores a los que resultarían de la suma de las actuaciones por separado.

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